Una calle de Asunción homenajea la batalla de Tacuary, demostración práctica de que se podía enfrentar la lucha por la emancipación

Según la ordenanza 9.885/76 el nombre Tacuarí fue sustituido por Tacuary. Lleva el nombre por la ordenanza  649 de 1942. El acceso vial nace al norte en la intersección entre las avenidas España y Mcal. López y se extiende al sur hasta los bañados del río Paraguay. La misma sufre interrupciones en su recorrido entre las avenidas Acuña de Figueroa y Cerro León. Paralela a las calles Parapití al este y al oeste a Antequera, en los barrios San Blas, San Roque, General Díaz, Obrero y Roberto L. Petit.

La batalla de Tacuary, después de la de Paraguarí (que fue la primera batalla que sostuvo el Paraguay dentro de su territorio)  fue el acicate para enfrentar la lucha por la emancipación.

Los voluntarios criollos habían hecho suyas las palabras de Gaspar Rodríguez de Francia del 24 de julio de 1810, cuando dijo: “La única cuestión que debe decidirse en esta asamblea es cómo debemos defendernos del colonialismo, venga éste de España, de Lima, de Buenos Aires o del Brasil”.

El general Manuel Belgrano, se situó en la orilla izquierda del río Tacuary. En ese entonces los bosques enmarcaban el espejo de agua. Al sitio ideal para la batalla se sumaba un pequeño cerro al que se denominó al igual que al de Paraguarí, cerro De los Porteños.

Los paraguayos decidieron hacer una maniobra envolvente que les permitiera salir a retaguardia de los porteños y cortar las comunicaciones de Belgrano hacia el río Paraná. Para ello construyeron un puente para sorprenderles desde el sur.

Dirigió la construcción del puente el padre del capitán Pedro Juan Caballero, comandante Luis Caballero quién como era anciano murió a causa del esfuerzo físico.

El general Manuel Cabañas llegó a la margen noroeste del río Tacuary el 7 de marzo de 1811, colocándose frente al campamento de Belgrano, al otro lado del río.

El 8 de marzo, mientras se los hostigaba de frente con la artillería, los paraguayos cruzaron el puente para atacarlos por la espalda.

El día 9 de marzo de 1811 los comandantes Cabañas y Yegros fueron a rezar a un oratorio no muy lejano del lugar del combate, donde había un enorme tallado de madera de un niño Jesús, de un metro de altura, que entonces ya era muy antiguo, llamado tupa Ray, a quien ofrendaron la victoria.

La batalla duró 12 horas.

No pudiendo defenderse el general Manuel Belgrano decidió rendirse para lo cual plantó la bandera blanca en el montículo del cerrito.

Al observar la bandera de rendición, el general Cabañas ordenó el alto al fuego.

Luego de unos minutos se presentó ante Cabañas el parlamentario de Belgrano, José Alberto Cálcena y Echeverría, criollo paraguayo, “legionario” que llegó gritando vivas al Paraguay y solicitó capitulación.

Cabañas aceptó las condiciones sin discusión. Incluso con mucha condescendencia hacia Belgrano quién pudo retirarse con todos sus pertrechos. Lo hizo pese a la posición contraria de Juan Manuel Gamarra, Fulgencio Yegros y toda la oficialidad que deseaba una rendición con entrega de sus armas.

Belgrano salió del territorio el 10 de marzo.

Así el Paraguay detuvo aquel golpe que con la pretensión de emancipación de un yugo, quiso ser cambiado por otro.

Antes del cruce del Paraná, tuvo lugar una importante entrevista entre el general Belgrano y el sacerdote José Agustín  Molas, capellán del ejército paraguayo.

 La conferencia fue larga y en ella Belgrano  discutió con el sacerdote las razones de la invasión insistiendo con la buena voluntad y el deseo de liberarlos de los españoles.

Extraemos algunos párrafos del diálogo que explica el deseo no oculto de anexamiento del Paraguay a Buenos Aires. Belgrano dijo: (…) “ La excelentísima Junta no amenza a la Provincia, sino a los Xejes. ¿ Pero por qué no quieren obedecer a la Junta cuando ella es la capital ?.

El capellán respondió: (…) “Porque el pueblo de Buenos Aires no tiene autoridad por capital de subyugar a las demás Provincias porque ya cesaba ésta”.

Cuando días después de la batalla de Tacuary, la noticia se conoció en Asunción. Para celebrar, las casas y veredas se iluminaron por tres días y el 14 de marzo en la iglesia Catedral hubo solemnes oficios religiosos por la victoria. 

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