Principal avenida de Asunción recuerda al máximo héroe de nuestra nacionalidad

Como continuación a la serie de entregas sobre la nomenclatura de las calles de Asunción y la historia que encierra cada una de esas denominaciones, elaborada por la señora Evanhy de Gallegos, se darán detalles sobre una avenida que lleva el nombre del Mariscal Francisco Solano López, héroe máximo de nuestra nacionalidad.

Lleva esta denominación por la Ordenanza 512 de 1941, y se extiende desde el eje de la nomenclatura de Independencia Nacional, al oeste, hasta los límites con la ciudad de Dr. Fernando de la Mora, al Este.

“Tuyutí, Curupayty, Estero Bellaco, Itá Ybaté, Ytororó, Cerro Corá, Solano López, upepe oime”, es la frase de la canción 1º de Marzo, de Emiliano R. Fernández, que cruza los senderos de la patria para decir que Solano López upepe oime.

Grafica textualmente cómo y porqué ese tramo de la historia del Paraguay serán eternamente recordados.

Le tocó protagonizar ese tiempo al Mariscal Francisco Solano López Carrillo, hijo de Juana Pabla Carrillo y de Carlos Antonio López Insfrán, quien nació en Manorá, en la casa familiar paterna, el 24 de julio de 1827.

Solano López tuvo la mejor educación a la que se podía acceder, pero fundamentalmente fue un autodidacta que, además, hablaba con fluidez el francés y el inglés.

Su tiempo de niñez y adolescencia fue ocupado integralmente en su educación.

Durante años, después de la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay, fue vilipendiado por haber defendido al Paraguay de los gobernantes de Brasil y Argentina, que deseaban hacer desaparecer a nuestro país.

Buscaron degradarlo intentando adjudicarle su paternidad a Lázaro Rojas de Aranda, casado con su abuela María Magdalena viuda de Carrillo, en segundas nupcias.

Rojas de Aranda era un acaudalado industrial textil, fabricante de telas de algodón que, además, se desempeñaba como cobrador de impuestos durante el gobierno de Don Gaspar Rodríguez de Francia, de quien era de confianza.

Antes de fallecer, Rojas Aranda hizo testamento a favor de Francisco Solano López como su padrino de bautismo. 

Uno de sus bienes más importantes fue el terreno donde se construyó el actual Palacio de Gobierno, residencia de Solano López.

La familia López Carrillo era adinerada.  Don Carlos administraba las estancias de su esposa, que abarcaban desde el río Manduvirá al río Jejuí.

Francisco Solano López se destacaba como el mejor formado entre los hijos de la familia.

En 1843, su padre lo envió como secretario de Manuel Pedro de la Peña con la misión de “foguearse” en la diplomacia, ante el gobierno de Juan Manuel de Rosas, en Buenos Aires, a quien debían solicitar el reconocimiento de la Independencia del Paraguay.

Solano López ingresa al Ejército Paraguayo

En 1844 ingresó al ejército.  Para 1845, como general, estuvo al frente de 5.000 hombres en Corrientes, Argentina, por la alianza de su padre, el presidente Carlos Antonio López, contra Rosas.

Fue en Pilar donde dijo: “Juro que esta bandera jamás caerá de mis manos”.

También en Pilar se enamoró de Juanita Pesoa, quien fue madre de tres de sus hijos.

En 1848 cumplió otra misión militar en Misiones, actual Argentina.

Viaje a Europa y romance con Elisa Lynch

En 1853, su padre lo envió a Europa, al frente de una misión como embajador plenipotenciario ante Inglaterra, Francia, España e Italia.

Debía contratar el primer ferrocarril del Paraguay, además de barcos, traer técnicos y la tecnología existente en la revolución industrial en auge.

Allí conoció a su gran amor, Elisa Alicia Lynch, durante un baile ofrecido en su honor por el presidente Carlos Luis Napoleón III Bonaparte y su esposa Eugenia de Montijo.

Asistía en calidad de esposa del militar francés cirujano Dr. Javier Quatrefagues, la joven Elisa Lynch.

El general Solano López la eligió para abrir el baile y fue electrizante el amor apasionado que surgió entre ambos, al punto que ella abandonó a su esposo y, como pareja, acompañó a Solano López en su misión europea.

Elisa quedó embarazada de su primer hijo, Juan Francisco (Panchito), debiendo quedarse en Buenos Aires donde se produjo su alumbramiento.  Elisa tenía 18 años y él 26 años.

Quince años después, esta mujer irlandesa, a orillas del río Aquidabán, abrió una fosa con sus manos para enterrar a Francisco Solano López y a su hijo Panchito.

Cuando Elisa llegó a Asunción en 1855, con Panchito en brazos, fue rechazada por los padres de Solano López por estar casada.

Elisa tenía embarazos continuos.  En quince años tuvieron siete hijos: Panchito, Corina, Enrique, Federico, Carlos Honorio, Leopoldo y Miguel Marcial.

El general López tuvo tres hijos con Juanita Pesoa:  Emiliano, Adelina y José Félix.

Se le atribuyeron otros hijos, pero fue a los habidos con Elisa y Juanita los que reconoció.

La guerra del Brasil contra el Paraguay estuvo decidida antes de 1864, ante la postergación de la aceptación de los límites defendidos por el Paraguay.

El dominio del río Paraguay era el objetivo del imperio brasilero.

En 1857, entre el general Justo José de Urquiza y el brasileño José María Da Silva Paranhos, en Entre Ríos, acordaron que el Brasil podría utilizar el territorio argentino para hacer la guerra al Paraguay y que sería apoyado por Urquiza.

En ese entonces Urquiza era enemigo de Bartolomé Mitre.

El brasilero Paranhos negoció el acuerdo entregando “trescientos patacones” a Urquiza, quien tenía debilidad por el dinero.

Don Carlos Antonio López murió en 1862 sin haber podido resolver los problemas de límites con el Brasil.

Por más que en 1859 el general Solano López medió entre Buenos Aires y Mitre con Urquiza, para lograr el equilibrio de la paz regional con las provincias argentinas, tuvo que reaccionar cuando en 1864 el Brasil ocupó la República Oriental del Uruguay, con el apoyo del general Bartolomé Mitre, para poner un gobierno afín, el del general Venancio Flores.

La guerra de la Triple Alianza

El general López entendió que la mediterraneidad estaba amenazada y que el Paraguay no podía darse el lujo de perder la movilidad por los ríos Paraguay, Paraná y Uruguay.

Cuando en diciembre de 1869 cayó Paysandú y luego Montevideo, sometidos por el gobierno brasileño y argentino, se confirmó la conjura del 18 de junio de 1864 cuando, en Puntas del Rosario, Uruguay, se acordaron las bases del Tratado Secreto de la Triple Alianza contra el Paraguay, firmado después el 1 de mayo de 1865.

Paraguay podía haber ganado la guerra, así como estaba previsto le acompañaban sus aliados del interior de la Argentina en lucha contra Buenos Aires, Mitre y el imperio del Brasil.

La traición llegó con Justo José de Urquiza porque pudieron más los 30.000 caballos que el Brasil le compró a “13 patacones” cada uno, que eliminó la movilidad de la famosa caballería entrerriana.

Urquiza negoció préstamos, instalación de bancos, que se constituyeron en dádivas por parte del Brasil, renunciando al liderazgo federal en las provincias.

No dudó en traicionar al Chacho Peñaloza, a Felipe Varela, por nombrar solo a dos caudillos provincianos.

Se limitó a convertirse en vivandero (macatero), uno más de los proveedores de los brasileros durante la guerra, lo que lo enriqueció.

Cuando en 1866 se conoció el Tratado Secreto de la Triple Alianza contra el Paraguay, Francisco Solano López se quebró en llanto.

Era la confirmación de las razones por las cuales tuvo que enfrentarlos.  El equilibro del Plata estaba roto.

El general Venancio Flores fue presidente de Uruguay hasta el 15 de febrero de 1868.  Cuatro días después fue asesinado en la calle.

Desde su actuación en Cañada Gómez, donde dice la historia que degolló a 300 hombres el 22 de noviembre de 1861, se lo apodaba “el carnicero”.

El general Justo José de Urquiza fue ultimado el 11 de febrero de 1870 por 104 sicarios, en su Palacio San José de Entre Ríos.

Pedro II murió el 5 de diciembre de 1891 en París.  Debió dejar el Brasil depuesto por un golpe de estado.  Fue la última monarquía del imperio brasileño.  Falleció de neumonía.

Bartolomé Mitre murió el 19 de enero de 1906 de insuficiencia renal y múltiples infartos, luego de 54 días de agonía, donde alucinaba y hablaba con Sarmiento, fallecido diez años antes.

El diario La Nación, inaugurado el 4 de enero de 1870, producto de su enriquecimiento en la guerra contra el Paraguay, continúa apareciendo dirigido por sus herederos.

El Mariscal Francisco Solano López murió el 1 de marzo de 1870 sin rendirse, como un héroe.  Solo quedaban del millón y doscientos mil habitantes, cerca de 200.000 mujeres y niños y un poco más de 14.000 hombres adultos.

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