Una calle de Asunción memora a un Héroe de Boquerón, el Cadete Otazú, joven mártir de la Guerra del Chaco

Por la Ordenanza Nº 649 de 1942 se denomina Cadete Teniente Oscar Otazú a una calle capitalina, que es la segunda paralela al Este de la avenida Perú, ex calle Colibrí.  Esta Proyectada arteria empieza en la avenida Gaspar Rodríguez de Francia, al Norte, y se extiende al Sur hasta la calle Santo Domingo.  Es paralela a las calles Battilana, al Oeste, y a Rigoberto Caballero, al Este.

El Regimiento 6 Boquerón de la Escuela Militar tuvo su estreno mortal en el avance hacia Boquerón, del 17 de septiembre de 1932, cobrándose la vida del cadete Otazú.

La batalla se había iniciado el 9 de septiembre.  El general José Félix Estigarribia había recibido los contingentes solicitados para reforzar el ataque.

Eran 1600 jóvenes, fundamentalmente de la sociedad asuncena, de la administración pública, trabajadores de comercios, la industria y los bancos.  Con ellos se contaban 7.500 combatientes.

Se creía que el R. I. 6 Boquerón tendría el honor de ingresar al reducto que quedaría en manos de los cadetes de la Escuela Militar.

A las 8 horas los infantes entraron en acción.

Esa mañana, dos de ellos, los cadetes Oscar Otazú y Pastor Pando, quienes iban al frente de dos pelotones a su mando, dejaron sus vidas ametrallados por el enemigo.

La   misión encomendada era apoderarse de un tajamar, por lo que debían llegar frente a los que lo custodiaban, atravesando las trincheras.

El cadete Oscar Otazú, de 17 años, había obsequiado a su madre una fotografía donde estampó una frase premonitoria: “Este muchacho descendiente de guerreros del 70, va a ser todavía un héroe”.

Su madre la tenía en sus manos cuando fue al puerto de Asunción a retirar el cadáver de su hijo.

Le contaron que el cadete selló su destino al ser el único poseedor de una brújula, por lo que tuvo la responsabilidad de mantener la dirección en la columna de a uno, que encabezó.

Fue una temeraria decisión, sin haber adelantado alguna patrulla de reconocimiento.

Caído, ametrallado entre dos fuegos en pleno campo enemigo, fue rescatado por su compañero, el cadete Herminio Mendoza, quién lo alzó y colocó a la sombra de un “guaimi pire”.

Allí expiró luego de despedirse de sus compañeros y recordar saludos para sus familiares, amigos y sus jefes.

Su muerte se conoció a las nueve de la mañana.

Para el mediodía se daba por desaparecido al segundo cadete que murió ese día: Pastor Pando.

Algunos afirmaron haberlo visto luchando, cuerpo a cuerpo, con el yatagán como única arma, al haberse agotado sus balas.

La gran batalla de Boquerón se inició el 9 de septiembre y terminó el 29 de septiembre de 1932.

El cadete Otazú fue enterrado con llanto general, el 26 de octubre de 1932, en el Panteón Militar del Cementerio de la Recoleta.

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