La Escalinata Antequera, valor patrimonial histórico de Asunción, se erige en su más alta colina, la de Sansón Cue

Como parte de la continuidad de la entrega de la serie sobre edificios y monumentos históricos, que constituyen joyas y tesoros que aún posee Asunción, elaborada por la señora Evanhy de Gallegos, esta vez se darán detalles sobre la Escalinata Antequera, situada sobre la calle José de Antequera y Castro, entre Manuel Domínguez y Fulgencio R. Moreno.

La misma integra el Catálogo de Edificios y Sitios de Valor Patrimonial, por la Ordenanza Nº 35/96, destacándose que está siendo actualmente restaurada.

El acondicionamiento que se está llevando a cabo se constituye en un hecho destacado durante la administración del intendente de Asunción, ingeniero Oscar Rodríguez, debido que, a pesar de los 95 años transcurridos de la construcción, la reposición de las baldosas se está haciendo con la matriz utilizada originalmente por el entonces constructor Carlos Pozzi, encargado de la obra.

Esto es posible merced a que el arquitecto Justo Jesús Martínez, coordinador de Obras y Proyectos de la Dirección de Revitalización del Centro Histórico de la Municipalidad de Asunción, halló restos de las baldosas originales, que recubrieron la escalinata en 1928, y encontró que la familia del constructor Carlos Pozzi, quien tuvo a su cargo la obra, todavía conserva los moldes intactos, atesorados, lo que permitió volver a fabricar las famosas baldosas para la restauración que se está llevando a cabo en la escalinata.

Ya fueron entregadas a la Municipalidad 7.500 baldosas de los 300 metros cuadrados que se necesitan.

Este hallazgo permite a la Municipalidad de Asunción recuperar el valioso patrimonio vuelto a fabricar por los herederos, cuarta generación de Carlos Pozzi, inmigrante italiano de la post guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay, quienes siguen al frente de la baldosería.

La Escalinata Antequera es una importante obra del Municipio de Asunción, encarada por el intendente municipal arquitecto Miguel Ángel Alfaro, quien asumió como jefe comunal, primero interino, y después confirmado entre el 14 de febrero de 1924 hasta el 1 de octubre de 1927.

Alfaro fue uno de los primeros arquitectos del Paraguay.

Era hijo del veterano de la Guerra del 70, coronel Miguel Ángel Alfaro y de Carolina Decoud, nacido el 11 de julio de 1898.  Luego de graduarse en el Colegio Nacional de la Capital, sus padres le enviaron a Roma para estudiar ingeniería, completando su formación con el título de arquitecto, recibido en la Universidad de Nápoles.

Por sus méritos como estudiante recibió una beca para viajar por Europa, lo que le dio la oportunidad de conocer de cerca, e incluso dibujar, los monumentos edilicios que más le impresionaron.

En su memoria quedó Roma con sus siete colinas y la solución a los desniveles geográficos, por medio de escalinatas.

Volvió de Italia en 1919, casado con María Longinolo, italiana.  Trabajó en obras privadas mientras desarrolló el proyecto de la Escalinata Antequera, en el cerrito Sansón Cue, la más alta colina de las siete que posee Asunción.

Según el nieto de Alfaro, el arquitecto Eduardo Alfaro Riera, la Escalinata Antequera fue inspirada en la Piazza Spagna de Roma.

Cuando Alfaro fue nombrado intendente de Asunción por el presidente de la República, Dr. Eligio Ayala, presentó el proyecto que enlazaba la parte alta de la ciudad con la baja, cortada por el cerrito Sansón Cue.

Con el beneplácito del presidente, la Junta Municipal y la ciudadanía, se llevó adelante la construcción.

Para la grandiosa obra contrató al constructor italiano Carlos Pozzi y, con el funcionario municipal ingeniero Carlos de Jérica, se inició el gran trabajo.

El proyecto de la escalinata se basó en que “las ciudades deben respetar la topografía natural del terreno en que están asentados, no aplanado para pavimentar después”.

La Escalinata Antequera fue inaugurada el 15 de agosto de 1928 por el intendente Ballario, quien sucedió al intendente Alfaro, el día que asumió como presidente de la República el Dr. José Patricio Guggiari.

En la unión tiene una monumental escultura de bronce, conocida como “La Victoria Alada”, que es un homenaje al Movimiento de los Comuneros, precursor de los ideales libertarios en el nuevo mundo.

La escultura recrea la imagen de la diosa Niké de la mitología griega, que es el símbolo de las victorias.  Se atribuye a esta diosa el poder de “correr y volar a gran velocidad”.  Es portadora de la buena suerte.

“En el brazo derecho extiende una corona de laurel, símbolo de la victoria, como ademán de querer coronar al común, al pueblo victorioso”.

Foto: https://www.instagram.com/jaguaretekaa/

En el brazo izquierdo porta un manifiesto de los ideales de los Comuneros.

Dentro del capitel jónico, aparece una X, que se interpreta como número romano, que en numerología significa que el bien triunfa sobre todas las cosas.  La escultura es obra del escultor argentino de origen italiano Luis Perlotti.

La altura cerrito Sansón Cue, también es conocida como Piedras de Santa Catalina, que reemplazó la tradición oral original cuando, en el año 1621, llegó la orden Religiosa de los sacerdotes Dominicos.

La devoción de los religiosos a Santa Catalina, Virgen y Mártir, hizo que la denominación de esta colina de Asunción cambiara por Piedras de Santa Catalina.

En el santoral católico, Santa Catalina está asociada a piedras fósiles con forma de corazón y cinco surcos radiales, que corresponden a erizos de mar, considerados protectores para quien las posea.

Esta altura de Asunción, integrante de las siete colinas que posee nuestra capital, ha tenido, en algunos tramos de nuestra historia, una función defensiva.

Dice el periodista Pedro Gómez Silgueira que, en las revoluciones de principios del siglo XX, fueron emplazados cañones en su cima.

La puesta en valor de la Escalinata Antequera, dentro del Plan de Revitalización del Centro Histórico de Asunción, permitirá volver a recuperar un espacio público con sentido de homenaje a los Comuneros, que se enfrentaron al Rey de España defendiendo las decisiones del común, en dos revoluciones desde 1649, impensadas para la época.

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