La ciudad de Asunción recuerda con una calle al escritor Juan Emiliano O’Leary quien reivindicó la historia del Paraguay arrasado por la Triple Alianza

Como continuación de la serie de entregas sobre los nombres de las calles de Asunción y la historia que encierra cada una de esas denominaciones, elaborada por la señora Evanhy de Gallegos, se brindarán datos sobre la vida de Juan Emiliano O’Leary, quien con sus escritos reivindicó la historia del Paraguay, devastado por la Guerra de la Triple Alianza.

La arteria con la cual se lo homenajea es la sexta paralela al oeste de la calle Independencia Nacional.  Corre, de norte a sur, desde la calle El Paraguayo Independiente y atraviesa la ciudad hasta el barrio Tacumbú.  Es paralela a la calle Juan de Ayolas al oeste y a 15 de Agosto al sur, en los barrios La Encarnación y Tacumbú.

La historia de su vida

El escritor Juan Emiliano O’Leary, que reivindicó en la postguerra de la Triple Alianza al Mariscal Francisco Solano López, nació el 12 de junio de 1879, hijo del argentino, de origen irlandés, Juan O’Leary, casado con la paraguaya María Dolores Urdapilleta, ambos viudos.

La madre de Juan E. O’Leary era viuda de Bernardo Jovellanos, fusilado durante la Guerra de la Triple Alianza, acusado de traición.

Por ese motivo, con sus tres hijos, tuvo que sufrir como “destinada” hasta “Espadín (Kanindeyú)”, adonde llegó caminando y caminando regresó a Asunción en 1869.   Por hambre y enfermedades murieron dos de sus hijos.

Cuando regresó a Asunción, encontró que su casa tenía nuevos propietarios.  Sus protestas de nada sirvieron.  Quedó en la calle con su pequeña hija Leopoldina, siendo recogida por Juan O’Leary, quien no dudó en proponerle matrimonio.  Se casaron el 3 de febrero de 1870.

El argentino O’Leary, como proveedor del ejército aliado, tenía buena posición económica.  Fue de los primeros en entrar a la Asunción ocupada.

Tenía prestigio entre los vencedores aliados.  Llegó a ser designado presidente de la Junta Económica Administrativa, que dio origen a la Municipalidad de Asunción, y era un subastador público y comerciante exitoso.

De antilopizta un reivindicador de la historia nacional

El escritor O’Leary, en su juventud, tuvo juicios lapidarios contra Solano López, influenciado por el drama acontecido a su familia.

Sin embargo, en un momento de su vida, interpretó el sentimiento de los paraguayos valientes que siguieron a Solano López, defendieron el Paraguay contra la Triple Alianza y prefirieron morir antes de entregarse a los enemigos.

Juan Emiliano, a los seis años ingresó al Colegio de Niños de La Encarnación de Asunción.

En 1893 inició sus estudios en el Colegio Nacional de la Capital. Tenía 15 años cuando fundó una sociedad literaria y ya escribía poemas y novelas.  Editó el periódico “Juventud” con amigos como Ignacio A. Pane y Ricardo Brugada (h).

En 1898 su padre lo envió a Buenos Aires para estudiar medicina, aunque regresó a Asunción para anotarse en la Facultad de Derecho, carrera que no terminó.

Las amistades del futuro escritor eran los integrantes de la Generación del 900.  Entre los escritores, había quienes se habían adherido al Partido Colorado y él lo hizo al Partido Liberal.  Compartían la intelectualidad.

Su primer salario como periodista le fue abonado por Blas Garay, quien lo contrató en su periódico “La Prensa”.

Los pasos de O’Leary estaban encaminados hacia la historia.  Fue designado profesor de Historia Americana y Nacional en el Colegio Nacional de la Capital e inició sus colaboraciones en el diario “La Patria”, que dirigía Enrique Solano López, hijo del Mariscal.  En 1900 también fue designado profesor de historia universal en la Escuela Normal.

El 25 de octubre de 1902, contrajo matrimonio con Dorila Gómez.  La conoció una noche en un palco del teatro y quedó deslumbrado.  Le escribió un poema amoroso y, además de firmarlo, le hizo firmar también a sus amigos, grandes exponentes de Generación del 900.

Tuvieron tres hijos: Dolores Rosa (quien falleció siendo niña) y Juan Emilio y Dorila Rosa.

En 1902, con el título de: “Recuerdos de Gloria”, comenzó a escribir en “La Patria” sobre las batallas de la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay.  Eran historias en las que exaltaba el heroísmo del pueblo paraguayo, vencido en una lucha desigual.  Tenía el don del escritor, que puede narrar una derrota de armas como un gran triunfo.  Describía a hombres valientes, héroes ante la adversidad contra tres países, sometidos, pero no vencidos, por el Tratado Secreto de ignominia.

Entre el 16 de octubre de 1902 y el 14 de febrero de 1903, protagonizó la célebre conferencia periodística con el doctor Cecilio Báez, que más tarde se dio en llamar “Lopizmo contra antilopizmo”.

Esa guerra escrita abarcó también a don Gaspar Rodríguez de Francia y a don Carlos Antonio López, en una disputa de exaltación y de opinión contraria, que era la tesis de Cecilio Báez.

El doctor Cecilio Báez llegó a titular uno de sus artículos: “El cretinismo paraguayo”.  Fue cuando la polémica y los argumentos de Juan E. O’Leary se convirtieron en causa nacional.

O’Leary estaba afiliado al Partido Liberal.  La polémica con el doctor Cecilio Báez y su no participación activa en la Revolución de 1904, le hicieron renunciar al liberalismo y, al cortársele algunas cátedras, debieron mudarse a San Lorenzo.

En 1905, durante la presidencia de la República de su enemigo histórico, el doctor Cecilio Báez, el escritor O’Leary se afilia a la ANR. Y luego, con el surgimiento político del coronel Albino Jara, éste influyó para que fuera nombrado vicedirector del Colegio Nacional de la Capital y retomara algunas cátedras.

En 1906 volvió a Asunción, viviendo en una casa ubicada sobre la calle Sebastián Gaboto, frente a la quinta del general Bernardino Caballero.  Fue su vecino y amigo hasta que falleció en 1912.  De esa amistad surgió su afiliación al partido Colorado, siendo su presidente en 1924, y el libro que editaría en 1929: “El Centauro de Ybycui”.

En 1906, su padre quedó en bancarrota, resolviendo regresar a la Argentina. Su madre decidió no acompañarlo. El padre murió en Pergamino, el 17 de agosto de 1925.

En 1908, fue nombrado subdirector del Colegio Nacional de la Capital.  En 1910 fue director del Archivo Nacional y en marzo de 1911, designado director del Colegio Nacional.  Fue cuando publicó en el Álbum Gráfico su primera obra impresa: “La guerra de la Triple Alianza”.

Fuente: Portal Guaraní

Desde 1917 hasta 1921 fue electo diputado nacional, luego encargado de Negocios en España desde 1925 hasta 1929, ministro plenipotenciario en España en 1936, ministro de Relaciones Exteriores en 1948, Intendente Municipal de Asunción de octubre a noviembre de 1948.  Luego, fue ministro plenipotenciario en Italia hasta 1949 y embajador ante la Santa Sede entre 1951 y 1954.

La que fue su casa permanece con su frente imponente, en la esquina de las calles Brasil y la avenida Mariscal López.

Sus máximas obras fueron: «El alma de la raza”, “Los Conquistadores”, “Páginas de Historia”, “El libro de los Héroes”, “Los Legionarios”, “Nuestra Epopeya”, El Mariscal Solano López» y una larga lista de ensayos, cartas epistolares con otros escritores, artículos periodísticos, imposibles de citar por lo extenso de su trabajo literario.

El Mariscal Francisco Solano López fue su bandera hasta su muerte, el 31 de octubre de 1969, a los 90 años.

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