La calle Mayor Bullo recuerda al italiano que luchó contra los aliados defendiendo al Paraguay
Prosiguiendo con la serie de entregas sobre los nombres de las calles de Asunción y la historia que encierra cada una de esas denominaciones, elaborada por la señora Evanhy de Gallegos, se brindarán datos sobre la vida de un héroe de la Guerra contra la Triple Alianza, el mayor Sebastiano Bullo, a quien una arteria capitalina rinde homenaje.
Por la Ordenanza N° 649 de 1942 se llama así a la sexta calle paralela al este de la avenida Perú, que arranca en la avenida Eusebio Ayala y se dirige al norte hasta la avenida Mariscal Francisco Solano López, paralela a las calles 22 de Setiembre al este y al oeste a la calle General Bruguez, en el barrio Ciudad Nueva.
El mayor Sebastiano Bullo fue un joven migrante italiano que en Villarrica se dedicaba al comercio, en la compra y venta de mercaderías.
Cuando se inició la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay, se alistó y fue al frente, decidido a morir por el Paraguay, defendiendo al país al que amaba y en el que dejó una hija.
Al estallar la contienda, no dudó en presentarse como voluntario al entonces mayor José Eduvigis Díaz, que organizaba en Asunción el renombrado Batallón 40.
Díaz, al comienzo, no lo aceptó porque la unidad estaba completa, pero Bullo insistió. “Soy italiano y quiero morir por el Paraguay”, dijo.
Incorporado a la unidad, partió al sur. Actuó valientemente en todas las batallas, desde la campaña de Corrientes en 1865, mereciendo elogios y ascensos.
Era temerario y combatía en primera línea.
En la batalla de Tuyutí, del 3 de noviembre de 1867, cayó mortalmente herido, siendo segundo jefe de la primera brigada de infantería.
El valiente italiano que amó tanto al Paraguay, cayó como anunciaba, mortalmente herido, y murió por nuestra patria como era su promesa.
La operación militar en la que fue expuesto, era casi suicida.
Eran las cuatro y media de la madrugada cuando entraron en operación cuatrobrigadas de infantería, integrada una de ellas por Sebastián Bullo.
Debían avanzar silenciosamente, sin contestar al fuego enemigo, hasta alcanzar el objetivo.
En el primero de los encuentros, uno de los guardias brasileños hizo fuego al pasar, pero cumpliendo las órdenes no le contestaron, para evitar que se produjera la alarma.
En el paso Chena, fueron recibidos por tiros de cañón y fuego de fusilería, pero tampoco respondieron. Los aliados no esperaban el ataque.
Al llegar a la segunda línea aliada, al grito de “Viva la Patria”, la infantería inició el ataque con bayonetas, produciendo gran confusión porque la mayoría de los aliados aún estaba durmiendo.
Al ser arrollados por los paraguayos, los enemigos pasaron a protegerse en el campamento donde estaba el Marqués de Caxias.
El mayor Sebastián Bullo, que comandaba el batallón 22 que tantos lauros había conquistado, clavó la bandera paraguaya frente a donde estaba el Marqués de Caxias, comandante de las fuerzas aliadas.
Era demasiado atrevimiento. Una bala de fusil le alcanzó y lo mató.
Se peleó encarnizadamente durante varias horas.
Los paraguayos perdieron 2.250 soldados, la cuarta parte de los participantes de la acción.
La pérdida de los aliados fue de 1.500 hombres.
Esta batalla fue celebrada como una gran victoria.
El mariscal Francisco Solano López decretó una medalla de honor para todos los que habían participado en la batalla, que fue celebrada como un triunfo, incluyendo al mayor Sebastián Bullo, el italiano que decidió luchar y morir por el Paraguay.
El mayor Bullo dejó descendencia en el Paraguay
Concepción Benítez se llamaba su hija, pero no llevó su apellido debido a que Bullo murió sin enterarse de su paternidad.
Concepción Benítez se casó con un croata, llegado a Asunción durante la posguerra.
Tanto le gustó el país, que le pidió a un amigo eslavo que le presente alguna chica como para casarse y formar familia.
El amigo le dijo que conocía a unas chicas en Villarrica, huérfanas de la guerra que vivían con la familia Iglesias.
A Pedro Cocian Miovic le interesó Concepción, la más joven, quien no tuvo permiso de la familia con la que vivía, por tener apenas 15 años.
Quedaron comprometidos. Pedro Cocian volvió a Villarrica cuando Concepción fue mayor de edad y la trajo a Asunción, donde en la Iglesia de la Encarnación se casaron.
Se dedicaron al comercio y tuvieron varios hijos.
Concepción Benítez, la hija del italiano mayor Sebastiano Bullo, falleció a los 76 años de edad en Asunción, el 1 de noviembre de 1944.
En el acta de defunción consta que es hija de Sebastiano Bullo.
Sus restos mortales con el de su esposo Pedro Cocian Miovic están en el Panteón Eslavo del Cementerio de la Recoleta de Asunción, junto con algunos de sus hijos y sobrinos.