La calle José Segundo Decoud recuerda a uno de los actores de la reconstrucción del país después de 1870

Como continuación a la serie de entregas sobre los nombres de las calles de Asunción y la historia que encierra cada una de esas denominaciones, elaborada por la señora Evanhy de Gallegos, se destaca una calle capitalina que lleva el nombre de José Segundo Decoud, quien nació en Asunción el 14 de mayo de 1848, en el hogar de Juan Francisco Decoud y de Concepción Domecq.

Esta arteria es llamada así por la Ordenanza N° 649 de 1942, la ex calle 15° Proyectada hacia el oeste del eje de la nomenclatura Independencia Nacional.  Se extiende hasta la avenida Cristóbal Colón.  La prolongación de la misma hacia el este se denomina Sauce.  Es paralela a las calles Juan Silvano Godoy al sur y a Dr. Cecilio Báez al norte.

Su adolescencia y juventud en la Argentina

En 1859, durante el gobierno de don Carlos Antonio López, su padre, don Juan Francisco Decoud, fue desterrado, luego del fusilamiento de sus tíos don Gregorio y don Teodoro Decoud, acusados de atentar contra el presidente.

José Segundo Decoud tenía once años cuando acompañó a su padre en el exilio. 

Con su hermano Juan José, siguió sus estudios en el Colegio Nacional de Concepción del Uruguay, uno de los más importantes de la época.  Luego estudió leyes, en la Universidad de Buenos Aires.

En la capital porteña militó entre los opositores al régimen de los López.

Esto sucedía en los prolegómenos de la Guerra de la Triple Alianza.

Muchos de los emigrados formaron la Legión Paraguaya, teniendo como jefe a Fernando Iturburu y subjefe a su padre, el teniente coronel Juan Francisco Decoud.

Cuando se divulgó el Tratado Secreto de la Triple Alianza del 1 de mayo de 1865, Juan José Decoud y otros se retiraron de las filas del ejército argentino y de la Legión Paraguaya.

El joven José Segundo Decoud no encontró aceptable la cláusula que fijaba los límites del Paraguay y resolvió retirarse, volviendo a la capital argentina para proseguir sus estudios, hasta que los aliados ocuparon Asunción.

Volvió y desde Corrientes, con su hermano Juan José, publicó un periódico titulado “El Nacionalista”, con el fin de combatir el Tratado.

Esto lo enemistó con el gobierno del Brasil.

Fue periodista, literato y hombre de derecho.

Desde 1869, se involucró en política.  Participó de las reuniones para gestionar la instalación de un gobierno provisorio.

En octubre de 1869, editó el diario La Regeneración, a través del cual se bosquejaron muchos de los artículos incorporados a la Constitución del 70 y promocionó la candidatura de Cirilo Antonio Rivarola para la presidencia del Paraguay.

También editó los diarios La Reforma y La Opinión Pública.

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es Calle-Jose-Segundo-Decoud__3-1024x608.jpeg

Fue integrante del club político Gran Club del Pueblo, agrupación presidida por Facundo Machaín.  Fue elegido convencional por la parroquia de la Encarnación y presidió la Asamblea Constituyente hasta el 31 de agosto de 1870.

Por diferencias con el doctor Facundo Machaín, se retiró del club político, que accionó entre el 23 de marzo y el 1 de septiembre de 1870.

Fue ministro en todos los gobiernos de la posguerra de 1870.

José Segundo Decoud integró el gabinete presidencial de Cirilo Antonio Rivarola entre mayo y octubre de 1871.

Fue designado al frente del Departamento del Interior, Justicia, Culto e Instrucción Pública, teniendo como colega al general Bernardino Caballero.

Ambos renunciaron por no estar de acuerdo con el proyecto de Rivarola, de disolver las primeras Cámaras Legislativas.

Decoud apoyó la revolución de Tacuaral, así como las revoluciones promovidas por Cándido Bareiro y el general Caballero contra el presidente Jovellanos.

Se adhirió al Partido Nacional, que hizo la revolución de 1874.

José Segundo Decoud presidió después el Superior Tribunal de Justicia.

Cuando fue presidente Juan Bautista Gill lo designó Juez Comisario de la Comisión Mixta Internacional de Reclamos, creada por el Tratado de 1872.

También le confió una misión diplomática en los Estados Unidos de América.

Fue autor de numerosas publicaciones.  Las más consultadas fueron: “Cuestiones Políticas y Económicas”, cuyo texto quedó como ideario del presidente Juan Bautista Gill.

También escribió Recuerdos Históricos, con textos que pintan la época en que le tocó vivir.

Se casó con Benigna Peña Guanes.  Tuvieron once hijos.

Al asumir la presidencia Cándido Bareiro, el 25 de noviembre de 1878, fue nombrado Ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública y luego ministro de Relaciones Exteriores.

Cuando entre 1880 y 1882 fue presidente el general Bernardino Caballero, el ministro Decoud era quién tomaba las importantes decisiones de gobierno.

Se convirtió en el hombre intelectual detrás del poder.  Era ministro de Relaciones Exteriores.

Los nombres de Caballero y de Decoud aparecen unidos en la iniciativa de fundar la Asociación Nacional Republicana, partido Colorado.

El acta de fundación dice: “A los 25 días del mes de agosto del año 1887, reunidos los ciudadanos que suscriben y a indicación del general Bernardino Caballero y proposición del señor José Segundo Decoud…”

El presidente Patricio Escobar nombró a Decoud ministro de Relaciones Exteriores y bajo la presidencia de Juan Gualberto González fue nombrado ministro de Hacienda.

Durante la presidencia del general Juan Bautista Egusquiza, de 1894 a 1898, volvió a Relaciones Exteriores.

Sufrió anímicamente cuando en la Cámara de Diputados lo acusaron de supuestos planes de anexión a la Argentina.

Actuó en su defensa el doctor Manuel Domínguez, demostrando la irrealidad de la versión.  Fue absuelto.

Cuando asumió como presidente don Emilio Aceval, el 25 de noviembre de 1898, fue designado ministro de Relaciones Exteriores.

La Revolución de 1904 lo encontró en el Senado.  Se desempeñó en su mandato parlamentario hasta el año 1906, aunque marginado políticamente, lo que influyó en su ánimo.

Se suicidó el 4 de marzo de 1909.

Una de las frases en la carta que le dejó a la esposa dice: “¡Vade retro, Satanás!  Con mi casa hipotecada y mis compromisos que, por honor, trabajosamente voy pagando y que me matan de a poco cada día.  No faltan los que me llaman Traidor a la Patria.  Benigna mía, quise escribirte una carta íntima y personal y de nuevo cometo el error de hablarte de la cosa pública.  Es que llevo el amor a mi patria en el corazón y solo se extinguirá cuando este deje de latir.  Que es igual a decir pronto”.

Otras noticias