EL CENTAURO DEL ÑEEMBUCÚ, MAYOR JOSÉ DE JESÚS MARTÍNEZ, ES HOMENAJEADO CON UNA CALLE DE ASUNCIÓN

Al Mayor José De Jesús Martínez le llamaban “El Centauro del Ñeembucú”, quien se hizo famoso por su destreza para desactivar un cañón en la Batalla de Tuyutí, atropellándolo a caballo.

De esta forma, a galope arremetió y segó las cabezas de los aliados en la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay.

Una arteria de Asunción lo recuerda por la Ordenanza Nº 649 de 1942.

Es así que perpetúa su memoria la ex calle Segunda de Sajonia, que pasa frente al Estadio Defensores del Chaco y corre desde las costas del río Paraguay al Oeste, hasta la avenida Dr. Juan León Mallorquín al Este.  

Es paralela a las calles Capitán Aranda al Sur y al Norte a Capitán Gwynn, recorriendo los barrios Sajonia y Carlos Antonio López.

Datos sobre su Vida

Batalla de Tujutí

Nació en 1847 en el poblado llamado Pedro González, que hoy lleva su nombre. 

Apenas iniciada la guerra se alistó en el Regimiento de Caballería de Paso de Patria.

Participó en las primeras batallas del Sur.  Actuó en la campaña de Corrientes y estuvo en Corrales el 31 de enero de 1866.

En abril de 1866 actuó, sable en mano, en Purutué.

Fue escogido entre los 800 hombres que participaron en la arriesgada y sangrienta  misión de las 20 canoas.

También estuvo en Estero Bellaco, el 2 de mayo de 1866, donde recibió una herida.

Tenía 19 años, era un hombre alto, imponente sobre su caballo. Por su audacia y valentía ya ostentaba el grado de Capitán.

Siempre iba al frente, arengando a sus hombres con la espada en alto.

Llegó  a hacerse  famoso por su destreza para segar las cabezas de los enemigos.

En una de las cargas del 24 de mayo de 1866, en la batalla de Tuyutí,  fue herido de muerte de un cañonazo.

Para desactivar un cañón saltó sobre él con su caballo, blandiendo el sable, en el momento justo en que era disparado, destrozándole un brazo y parte del tórax.

Llegó moribundo al campamento de Paso Pucú. 

En su lecho, el Mariscal Francisco Solano López lo ascendió a Mayor y le prendió las charreteras de Sargento Mayor.

Fue el primer oficial paraguayo que, en el transcurso de la guerra, llegaba a la edad de 19 años a la jerarquía de jefe.

Su muerte fue llorada por los paraguayos de entonces.

No había tenido tiempo de vivir.  Su arrojo y temeridad  hizo que Natalicio Talavera, el corresponsal de la Guerra contra la Triple Alianza, escriba  en El Semanario: “Parece hasta incompatible la magnitud de sus hechos con lo tierno de su edad y la mansedumbre de su corazón con su firmeza y arrogancia frente al enemigo”.

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