La inseguridad de Buenos Aires obligó a los conquistadores a buscar mejores tierras

Como parte de la cuarta entrega de la serie denominada Asunción, 500 Años, elaborada por la señora Evanhy de Gallegos, se relata que en la historia de los 5 siglos de la fundación de nuestra ciudad capital, en 1536, el Adelantado del Río de la Plata, don Pedro de Mendoza, desde Buenos Aires, donde la situación era insostenible, subió río arriba hasta Santi Spiritu, el fuerte que había fundado Sebastián Gaboto.

Aquí tampoco fue fácil la relación con los indios, ya que allí encontró a Jerónimo Romero, que había venido con Gaboto, y éste le habló de ir al norte, donde hallarían los tesoros, que finalmente eran su gran cometido.

Entonces, encomendó al capitán Juan de Ayolas seguir el viaje con el proyecto de fundación de otro fuerte, buscando la comunicación hacia el Perú, donde suponían que encontrarían la Sierra de la Plata.

Ayolas partió con tres barcos y 300 hombres a su destino.  Don Pedro de Mendoza, estando en espera de noticias, envió a otros dos hombres de su confianza: los capitanes Juan de Salazar y Gonzalo de Mendoza, a seguir el mismo camino.

Estaba Mendoza muy enfermo, a pesar de tener solo 39 años. Tenía sífilis, mal que fue epidémico e incurable a fines del siglo XV. Embarcó a España el 22 de abril de 1537 y falleció en el viaje, el 23 de julio.  Sus restos fueron arrojados al mar.

La situación de la Costanera Norte en Asunción

Camino a Asunción

En la historia de los 500 años de la fundación de Asunción, también se recuerda que el capitán Juan de Ayolas estaba destinado a ser parte de esta ciudad.

Seguía los pasos de Juan Díaz de Solís y por “donde García pasó” y también los comentarios de los nativos sobre el “Mbae vera guasu”, resplandeciente, ciudad brillante, donde se decía existía el “ita sayju”, piedra amarilla (se referían a los metales como el oro), tras el “Yvy maraney”, tierra sin mal o tierra prometida.

La historia ya había sido contada por Américo Vespucio en el libro de Tomás Moro: “Utopía” del año 1516.  Se describía a los guaraní como seres que vivían de acuerdo a los preceptos morales de la República de Platón.

Con expectativa, aunque sin saber de la muerte del adelantado Pedro de Mendoza, el capitán Juan de Ayolas remontó el río Paraná.

Comandaba la primera nave, la segunda Carlos Guevara y la tercera el capitán Domingo Martínez de Irala, quien fue el verdadero organizador del fuerte de Asunción.

La flota partió el 14 de octubre de 1536.  En tanto los guaraní, pobladores de “Paragua – y”, no podían adivinar lo que sucedería, en cuanto a destrucción de su modo de vida.

Lo que cultivaban era capaz de cubrir sus necesidades, era una tierra generosa, con abundancia de semillas y raíces, así como abundante en pesca y caza que aseguraba la subsistencia, tanto a sus pobladores como a quienes estaban de paso.

Fue esa gran cantidad de alimentos lo que decidió que Juan de Salazar y Domingo Martínez de Irala fundaran el fuerte y establecerlo como punto de partida para proseguir viaje por el río, hasta encontrar las riquezas de las que hablaban, pero que jamás pudieron hallar.

Estas tierras regadas por innumerables ríos, arroyos y surgentes, estaban en el momento histórico en que un imperio colonialista las sometería.

El “Mundo Guaraní” sería destruido, a sangre y fuego, en toda su extensión, desde el mar Caribe en el norte hasta los umbrales de la Patagonia al sur.

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