Juana María de Lara, la mujer que dio el santo y seña: “Independencia o muerte”

Como parte de la séptima entrega de la serie denominada Asunción, 500 Años, elaborada por la señora Evanhy de Gallegos, en el marco de la historia de la actual capital de la república, se destaca a Juana María de Lara, la mujer que en la noche del 14 de Mayo de 1811, dio el santo y seña: “Independencia o muerte”, que marcó el fin del poder español sobre el Paraguay.

Nació en el año 1760, en una casa ubicada frente al templo de San Francisco en la Loma Karapa.   Era hija del español Carlos José de Lara y de la paraguaya Luisa Villanueva de Otazú.

Se casó en 1786 con el viudo de su tía, el capitán José Díaz de Bedoya, y fue Juana María quien asumió el papel de madre de los cuatro hijos de su esposo, quién falleció en 1806. 

Uno de sus hijos fue el doctor Ventura Díaz de Bedoya, abogado, recibido en Buenos Aires, partidario de la adhesión de la Intendencia del Paraguay a Buenos Aires, como institución sucesora del Virreinato del Río de la Plata, que deseaban imponer los porteños.

Su hermana Manuela Díaz de Bedoya fue la madre del general Vicente Barrios, lo que indica el lugar que la familia ocupaba en la sociedad asuncena.

Al fallecer el esposo de Juana María de Lara, se dedicó a servir a su parroquia.  Ingresó a la Tercera Orden de San Francisco, donde estaba también su tío el fray Fernando Caballero.  Fue la mayordoma perpetua de esa iglesia y de la Catedral Asunción.

Nadie dudaría de ella en su papel de enlace entre los patriotas que protagonizaron la Independencia.

Doña Juana María Villanueva de Lara tenía su casa en la esquina de la actual Benjamín Constant esquina 14 de Mayo.  Era vecina de los hermanos Pedro y Sebastián Martínez Sáenz, en ese entonces, propietarios de la denominada Casa de la Independencia, de Presidente Franco y 14 de Mayo. 

En los sucesos de la noche del 14 de mayo, tuvo activa participación. Fue la encargada de transmitir los avisos en los cuarteles.  Nadie dudaría de ella.  Estaba en directa comunicación con su sobrino, Vicente Ignacio Iturbe, quien pidió rendición al gobernador Bernardo de Velasco.

La contraseña que debía comunicar Juana María de Lara era: “Independencia o muerte”.  Además, era la responsable del repique de campanas de las iglesias, invitando al pueblo a presentarse frente a la casa del gobernador Bernardo de Velazco, para lo que hubiere lugar en la decisión de desalojarlo del poder.   

Se cuenta que, cumplida la tarea, también estuvo entre la muchedumbre y trajo una corona de flores a Pedro Juan Caballero, líder del proceso independentista.

La historia dice que esas flores eran rojas, blancas y azules, los colores de la bandera nacional.

Murió el 2 de mayo de 1825, durante el gobierno del doctor Gaspar Rodríguez de Francia.  Es la única mujer declarada prócer de la Independencia Nacional, por el importante papel que tuvo como espía y encargada de los avisos, con santo y seña, del momento definitorio de la conspiración.   

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