En el marco de la Campaña Testimonial de los Servidores Urbanos se destaca a un funcionario con medio siglo de servicio municipal
Edrulfo Antonio Acuña Báez tiene 68 años y más de 50 al servicio de la Dirección de Servicios Urbanos (DSU) de la Municipalidad de Asunción, trabajando siempre con ahínco en las diferentes funciones que le sean asignadas.
Es padre de familia y tiene cuatro pasiones: el club Olimpia, la Fórmula 1, escuchar radio AM y leer el periódico.
Desde su ingreso a la DSU, formó parte del Departamento de Áreas Verdes, y en los últimos años, se encuentra en el Vivero Municipal, ubicado en el Parque Caballero, dependiente también del citado departamento. Se declara institucionalista acérrimo, de esos que quedan pocos.
Su labor diaria se basa en la limpieza, riego, desmalezado, reproducción de especies, sanitación de árboles y hasta fumigación. “El solo hecho de ser parte de Áreas Verdes es una alegría y buena experiencia, y quiero pasar mis últimos días aquí, en el vivero; sufrí mucho durante el aislamiento porque no podía más venir”, manifestó emocionado.
Llega a las 6 de la mañana y no se retira hasta terminar sus quehaceres y haber ordenado nuevamente todos los elementos de trabajo.
Fuera de su horario laboral, también se dedica a labores de jardinería en viviendas particulares.
Años de trabajo dedicado, silencioso y humilde, le dejaron un rastro de timidez y modestia, que, al conocerlo, instantáneamente se convierten en amabilidad y cordialidad.
Al consultarle sobre cuál es su sueño, solo atina a decir: “Mi sueño es que la Municipalidad siga bien, que vaya en ascenso, mi anhelo para el Vivero es que siga progresando. Cuando veo que leen algo sobre la Municipalidad bien temprano, salto de mi cama, me produce un enojo, no quiero que se hable mal, porque yo respeto y cuido la institución. No dependo del intendente de turno para hacer bien mi trabajo, por eso no puedo decir qué época fue mejor para mí en la Municipalidad, porque considero que lo importante es hacer todo con ahínco, es lo que hay que procurar siempre”.
Existen pocas personas indispensables pero don Acuña es una de ellas, y así lo expresan sus compañeros del Vivero, quienes lo catalogan de solidario, puntual, responsable, correcto; en resumen, de persona intachable.
“Los viernes él trae algo para comer, para compartir con los muchachos, porque aboga por la armonía, le gusta la armonía. Cuando hay cumpleaños es el primero en acordarse, a pesar de no tener celular ni redes sociales que se lo recuerden y siempre llega con un regalito para el agasajado. Nos cuenta sus historias y, básicamente, es para todos nosotros un ejemplo a seguir”, expresa el ingeniero Ramón Mendoza, responsable del Vivero.
Al finalizar la nota, Don Acuña o Acu, como algunos lo llaman, vuelve sin demoras a la labor que lo ocupaba, el regado de los plantines del Vivero.