La calle 25 de Mayo recuerda el fin del Virreinato del Río de la Plata y los sucesos políticos en Buenos Aires
Prosiguiendo con la serie de entregas sobre los nombres de las calles de Asunción y la historia que encierra cada una de esas denominaciones, elaborada por la señora Evanhy de Gallegos, se enfatizará en la importancia de la gesta libertaria de Buenos Aires contra la corona española, por lo que una arteria capitalina se denomina 25 de Mayo.
Por la Ordenanza N° 649 de 1942 es la paralela a las calles Mariscal Félix Estigarribia al Noreste y al Suroeste a Cerro Corá. La misma es continuación de la calle Estrella, desde el eje de la nomenclatura Independencia Nacional hacia el Sureste. Cruza calles y avenidas como: Estados Unidos, Brasil, Perú, General Santos y Kubitschek hasta la avenida Choferes del Chaco, recorriendo los barrios Catedral, San Roque, Ciudad Nueva, General Bernardino Caballero y Mburicaó.
Mayo, un mes trascendental
Al disolverse en España el gobierno del Rey Fernando VII, en mayo de 1810, las noticias revolucionarias del fin del imperio llegaron a Buenos Aires.

El día 13 de mayo había llegado a Montevideo un barco inglés, trayendo la noticia de la caída del Rey de España.
Los patriotas porteños decidieron que era el momento de la emancipación y organizaron la “Revolución de Mayo”.
Enterado el Virrey Cisneros, percibió que su gobierno finalizaba.
Cisneros se resistió
La situación obligó al virrey a redactar un manifiesto el día 18 de mayo, recomendando la obediencia al Rey y prohibiendo manifestaciones en contra.

Reaccionaron en contra Cornelio de Saavedra y Manuel Belgrano y con el alcalde de primer voto, el criollo Juan José Lezica, solicitaron al Virrey Cisneros un Cabildo Abierto para el día 20, para erigir una Junta Superior de Gobierno.
El Virrey, en respuesta, convocó a los jefes militares y, ante ellos, volvió a reiterar fidelidad al Rey depuesto.
Los patriotas amenazaron
Estuvieron en desacuerdo el comandante criollo Martin Rodríguez, quién dijo: “Eso se verá mañana”; y Cornelio de Saavedra, quién expresó: “No cuente V. E. para eso ni conmigo, ni con los patricios”.

Esa noche, en la casa de Nicolás Rodríguez Peña, los miembros de la Sociedad Secreta resolvieron enviar también a Juan José Castelli y a Martín Rodríguez, para exigir el Cabildo Abierto.
El virrey tuvo que renunciar
Cisneros primeramente los amenazó, aunque cuando le dieron cinco minutos de plazo para renunciar contestó: “Señores cuanto siento los males que van a venir sobre este pueblo de resultas de este paso. Pero puesto que el pueblo no me quiere y el ejército me abandona, hagan ustedes lo que quieran”.
Para el Cabildo Abierto del 22 de mayo se invitaron 450 vecinos. Había tres propuestas de gobierno. Una de estas estaba por la continuidad del Virrey en el mando.
La segunda propuesta política optaba por un gobierno controlado desde el Cabildo, con el apoyo del general español don Pascual Huidobro.
La mayoría estaba por la cesación del virrey y un gobierno propio, cuyo mandato fuera elegido por el pueblo.
El Cabildo Abierto se abrió a las nueve de la mañana, con la asistencia de 251 personas. Votaron 225. Hubo inasistencia de más de 200 vecinos, en la ciudad de 3.000 vecinos.
Por la salida del virrey votaron 156 y por la continuación 69.
Provincias Unidas del Río de la Plata
En la recién estrenada Junta gubernativa porteña, triunfó la tesis de obtener el sometimiento de las Intendencias del Virreinato del Paraguay, el Uruguay y el Alto Perú para integrarlas a las “Provincias Unidas del Río de la Plata”.
Los porteños deseaban continuar el sistema virreinal, trocando las ocho Intendencias en provincias dirigidas desde su capital: Buenos Aires.

En la proclama del 27 de mayo de 1810, convocaron a diputados de cada una de las Intendencias, que habían formado parte del virreinato español.
Al negarse el Paraguay a enviar diputados, la nueva Junta de Buenos Aires designó a uno de los vocales, el general Manuel Belgrano, a venir al Paraguay para anexarlo por la fuerza de las armas.
