La Casa de la Independencia es un edificio histórico que albergó los sueños de emancipación de la nación paraguaya

Prosiguiendo con la entrega de la serie sobre edificios históricos, que constituyen joyas y tesoros que aún posee Asunción, elaborada por la señora Evanhy de Gallegos, esta vez se darán detalles sobre el Museo Casa de la Independencia, ubicado en la esquina de Presidente Franco y 14 de Mayo, pleno centro histórico capitalino, en el barrio de La Encarnación.

Fue casa de los hermanos Sebastián Antonio y Pedro Pablo Martínez Sáenz y, desde 1943, es propiedad del Estado Paraguayo.

Integra el Catálogo de Edificios y Sitios de Valor Patrimonial, por Ordenanza N°35/96 y fue declarado Monumento Histórico Nacional por Decreto N°15.589 del 2/5/61.

La Casa fue construida en el año 1772, en un predio de 499 metros cuadrados.

La historia de la casa y los fundamentos de tan importante ponderación figuran entre las “Cien Obras de Valor Patrimonial de la Ciudad de Asunción”, trabajo de permanente investigación de la Oficina del Centro Histórico de Asunción, dependiente de la Dirección General de Desarrollo Urbano de la Comuna Capitalina.

La Casa de la Independencia figura en las fichas de inventario, elaboradas en los años 1990 y 1997, por la arquitecta Teresa Encina Martínez, que en parte reproducimos.

Fue mandada edificar en 1772 por Don Antonio Martínez Sáenz, de origen español, y su esposa la paraguaya Petrona Caballero Bazán, quién había recibido el predio por herencia familiar.

Doña Petrona Caballero Bazán fue tía del prócer capitán Pedro Juan Caballero, quién se hospedaba en la casa cuando venía de Tobatí, su pueblo natal.

También se alojaba en la casa el capitán Vicente Ignacio Iturbe, sobrino de Juana María de Lara de Díaz de Bedoya

Las reuniones, que en la casa se hacían, contaban, asimismo, con la presencia de Fulgencio Yegros, enamorado de Facunda Micaela Speratti, cuñada de Pedro Pablo Martínez Sáenz, quien vivía en la casa.

Hacia el año 1811, también se alojaba en la casa Virginia Marín, cuñada de Sebastián Antonio, que formó pareja con el Teniente Mariano Recalde.

El matrimonio vivió cierto tiempo en el lugar, por lo que, erróneamente, a veces se ha dicho que la propiedad perteneció a la familia Recalde y, en consecuencia, también es conocida como Casa Recalde.

Los jóvenes patriotas se enamoraron de las señoritas residentes en la casa y, entre las añosas paredes de adobe, tuvieron lugar las tertulias en las que organizaban la conspiración contra el gobierno español, mientras se informaban de los acontecimientos políticos de España y Buenos Aires, para la toma de decisiones.

Pese a ser un edificio de la época colonial, el tiempo de su construcción coincide con la desaparición de las galerías, cuando empezaron a hacerse las fachadas directamente a la calle.

La planta arquitectónica muestra un diseño relativamente sencillo, conformado por dos cuerpos, separados por un patio central que hace las veces de jardín.  Las estructuras son de madera, con muros de ladrillos no portantes, de espesor considerable, que reemplazaron a los muros de adobe originales.  La cubierta es de tejas coloniales sobre vigas, labradas a mano, tirantes de palma y tacuarillas y los pisos son de ladrillos.

Durante el gobierno de Don Carlos Antonio López, por Decreto de abril de 1849, se denominó 14 de Mayo a la calle que pasa frente al Callejón histórico, que era el único camino para llegar al Cuartel y a la Casa de los Gobernadores.

En la época de la Independencia, este pasaje salía hacia la calle Palma hasta la actual calle 15 de Agosto, a la altura donde hoy se encuentra el centro comercial Unicentro.

Muerto don Antonio Martínez Sáenz, la propiedad quedó en herencia a su esposa y descendientes. 

En 1821, Pedro Pablo Martínez Sáenz vendió su parte a su hermano Sebastián, aunque siguió viviendo en la casa. En 1938, vendió la Casa de la Independencia al español Diego Martínez, sin parentesco con su familia, y éste a su compatriota Silvestre Martínez, quien, a cargo del agrimensor Dámaso De Gásperi, realizó la mensura de la propiedad.

El historiador Fulgencio R. Moreno, descendiente del patriota prócer Fulgencio Yegros, comentaba que la casa de los Yegros estaba “contigua” a la Casa de la Independencia, en su salida sobre Presidente Franco.

La historiadora Margarita Durán Estragó dice que la casa de los Yegros se comunicaba en el fondo con el Callejón Histórico y que la Casa de la Independencia estaba en ruinas y deshabitada, cuando el español Silvestre Martínez le vendió una parte al también español Sebastián Murillo Ventura, en febrero de 1940 y que ambos asumieron los costos de la primera parte del asfaltado de la calle 14 de Mayo, que entonces se encontraba en construcción.

Ofrecida en venta la casa al Estado, fue adquirida por Decreto del 25 de febrero de 1943, siendo presidente de la República el general Higinio Morínigo.

Esta casa estuvo a punto de ser demolida hacia 1950 y se salvó de la picota gracias a la oportuna y tenaz intervención de un grupo de historiadores, liderado por los recordados Juan Bautista Gill Aguinaga, Carlos Pussineri Scala y Roberto Quevedo.

Se pudo así recuperar la casa de innegable valor artístico, teniendo en cuenta, además, la historia que la misma conlleva pues, en el año 1811, se reunieron en ella los conspiradores que, en la noche del 14 de Mayo, dieron el golpe revolucionario que posibilitó el nacimiento del Paraguay independiente, libre y soberano.

En el año 1951 se iniciaron los trabajos de restauración del edificio hasta que, en 1961, y luego de varias transformaciones, fue demolida la parte correspondiente al lote ubicado sobre la actual Presidente Franco.

En este sitio habían estado las caballerizas de la casa de los Martínez Sáenz y cuando, en 1942, el Estado adquirió la propiedad, no había incluido este terreno, propiedad entonces de Mariano Oscariz.

El último dueño del predio sobre la calle Presidente Franco fue América de Seguros S.A., de Nicolás Bo.

Los trabajos de demolición fueron suspendidos debido a la enérgica oposición y a la declaración presidencial que. por decreto, designó a todo el solar, incluyendo el privado, Monumento Histórico Nacional en 1961.

En virtud de su importancia se creó una Comisión Nacional de la Casa de la Independencia, con la finalidad de recuperar y dignificar el solar.

El 14 de mayo de 1965 fue inaugurado el Museo y Casa de la Independencia, convertido en obra testimonial, símbolo de la patria y del espíritu independentista de la Nación Paraguaya.

Más tarde, por la Ley N° 34 de 1984, se determinó restituir el perímetro original, incluidos la caballeriza y el Callejón Histórico, a la antigua casa.

Donde estuvo la caballeriza de la Casa de la Independencia, se había habilitado una playa de estacionamiento hasta que, finalmente, en el año 2011, en el Bicentenario de la Independencia Patria, el Gobierno Nacional adquirió el terreno, para recuperar la totalidad de la propiedad.

Cuando se visita La Casa de la Independencia, además de absorber espiritual y visualmente la época y el modo de vida de los asunceños de entonces, no se debe dejar de visitar el jardín perfumado de jazmines, donde se reunían los jóvenes patriotas, enamorados de las bellas señoritas que acudían a la tertulia.

Cabe destacar que de esos encuentros nacieron matrimonios e hijos, cuyos apellidos todavía resuenan en la saga familiar de la historia de los paraguayos.

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