Historias de los edificios patrimoniales se podrán apreciar en la página web municipal
La Historia universal recuerda edificaciones de mansiones y moradas ilustres, muchas de las cuales fueron convertidos en museos y lugares turísticos, que dieron origen a la escenificación de grandes obras de arte, que permanecen hasta nuestros días.
Son testigos elocuentes de épocas importantes en el devenir de la civilización, que guardan el misterio de torrentes de pasiones y emociones que se vivieron entre sus muros, protagonizados por personajes ilustres, que la literatura, el cine, el teatro y el arte, en general, recogieron y se convirtieron en obras universales y clásicas, cuyos nombres recordamos con la misma intensidad que los de las moradas que habitaron.
Basta solamente mencionar dos casos emblemáticos como la Mansión en Verona, donde se desarrolló la célebre obra del genial William Shakespeare, “Romeo y Julieta”, la casa de Julieta, donde el amante furtivo, Romeo, asomaba a altas horas, en la clandestinidad de la noche, en sus balcones, para tejer la más tierna y conmovedora historia de amor que se haya escrito jamás.
La casa de Julieta es un palacio señorial, de origen medieval, reconvertido en museo en época moderna y que se encuentra cerca de la piazza delle Erbe en Verona.
“Lo que el viento se llevó” es la gran obra de la escritora norteamericana Margaret Mitchell en 1936, donde la mayor parte de este drama pasional, que tiene como escenario de fondo la guerra civil norteamericana, se desarrolla en “Tara”, la mansión y plantación de los padres de Scarlata O’Hara, heroína de la historia.
Está localizada cerca de Jonesborough (actualmente Jonesboro), en Georgia, y es visitada por miles de turistas al año, tratando de ubicarse en el tiempo y el espacio de los momentos en que se desarrollaron los sucesos crueles y también heroicos, de la guerra de secesión y por el valor inmenso que tienen las propiedades rurales y sus moradas para la gente de su época.
Nuestro país y, en especial Asunción, síntesis de todo el Paraguay, desde los albores de su independencia, ha dejado testimonios valiosos de la opulencia de la primera época de vida independiente.
Como ejemplos están el local del Palacio de López, construido para domicilio particular y no para el uso que actualmente se le da; la morada que fuera de Madame Lynch, en Yegros y Eligio Ayala, en la actualidad sede del colegio Asunción Escalada; la casa de Venancio y la de Benigno López y el sueño trunco del teatro lirico, que llegó solamente a construirse en su parte del hall de entrada, que actualmente sirve para una oficina recaudadora del Estado, que expresan elocuentemente los grandes proyectos edilicios que albergaban las ansias de grandeza de un estadista, Francisco Solano y lo que pretendía para la nación guaraní.
Una urbe tiene las vibraciones, emociones, alegrías y tristezas de las personas que la integran. Ese carácter amable, generoso y amistoso de los habitantes de Asunción le da su personalidad y estilo, pero también la identidad de la ciudad aflora en sus edificios antiguos, en sus plazas y parques.
Asunción mantiene aún una vigorosa arquitectura colonial en muchos de sus trazos edilicios, muchos de ellos descuidados, olvidados, envueltos en polvo y moho; también están otras edificaciones realizadas después de la hecatombe del 70, de la mano de constructores extranjeros llegados al país, quienes, con mucho talento y creatividad, reflejaron el espíritu y el carácter tranquilo de la población y que ayudaron a cimentar nuestra bien ganada fama de ciudad que privilegia lo agreste y saludable de su agresiva naturaleza, de exuberante flora aun en la ciudad.
Sin embargo, la Asunción moderna, dinámica y cosmopolita del tiempo actual se quiere tragar esa estampa nostálgica de un dorado pasado, testimonio vivo de una época rica en valores y sacrificios que no podemos desconocer y debemos valorar, porque forma parte de nuestras raíces, de nuestra historia y razón por la cual tenemos que conocerlo, cuidarlo y protegerlo, tarea a cargo de todo Asunceno de bien.
Felizmente, la Señora Evanhy de Gallegos, ex intendente de Asunción, periodista de fuste y renombre, asume, con el rigor y la seriedad que imprime a todos sus trabajos periodísticos investigativos, la responsabilidad de contarnos la historia de los edificios antiguos de Asunción, con el sugestivo título de “Tesoros de mi Ciudad”.
La serie mencionada, de la autoría de nuestra prolífica e inspirada compañera de tareas, se publicará en la página web de la Municipalidad de Asunción, considerando como un deber brindar a la ciudadanía conocimientos esenciales sobre la historia edilicia de la ciudad, sus construcciones, estilos, épocas y hombres y mujeres que los habitaron.
Estas publicaciones se harán a la par de otro trabajo de gran aliento que Evanhy de Gallegos entrega también en capítulos, que en poco tiempo ganó gran aceptación y demanda en nuestra página web, que se refiere a la nomenclatura de las calles de la ciudad.
“Tesoros de mi Ciudad” es un material imprescindible para entender y amar aún más a la Madre de Ciudades, porque cada rincón, cada esquina de nuestro microcentro encierra, en los muros de sus edificios, jirones de nuestra historia, de los valores y contradicciones de los hombres que la habitaron y contribuyeron a labrar su grandeza.
La urbe, sus edificios y su gente, relatada de forma amena, con la pluma ágil, brillante e inspirada de Evanhy de Gallegos, es una investigación que nos debía la gran escritora e investigadora y nos merecemos los Asuncenos.